La importancia de mantenerse bien hidratados para las personas mayores en invierno
Hidratarse adecuadamente es un hábito diario importantísimo en cualquier época del año. Si bien tendemos a relacionar la importancia de la hidratación personal con las altas temperaturas veraniegas, mantenerse bien hidratado en invierno tiene la misma importancia. Debemos recordar que un buen estado de hidratación es esencial para un correcto rendimiento a nivel cognitivo.
El caso de las personas mayores es especialmente particular. Para ellos, el reflejo de la sed, en ocasiones, se va perdiendo con los años, y pueden no sentir la necesidad de beber agua a pesar de estar deshidratándose. Si a este condicionante sumamos que pueden encontrarse en estados de salud comprometidos y delicados, debemos prestar atención especial a estas personas para velar por una adecuada hidratación.
El agua es un elemento fundamental en nuestro organismo debido a que forma parte de nuestras estructuras internas y de numerosos procesos metabólicos. Interviene en procesos vitales como: la respiración, la digestión o la termorregulación. Además, el déficit de agua en el cuerpo afecta tanto al rendimiento mental como físico. Este hecho puede afectar a la coordinación motora, a la memoria a corto y largo plazo, variar el tiempo de reacción y la discriminación perceptiva, reducir los niveles de alerta, reducir la capacidad de concentración y llegar a ocasionar dolores de cabeza.
Por ello, a pesar de lo que pudiéramos pensar por las diferencias de temperatura, en invierno también nos deshidratamos de manera constante a través de los procesos de respiración y la transpiración cutánea. Asimismo, los procesos continuos del sistema excretor son la vía principal por la que eliminamos agua de nuestro organismo. Debemos tener en cuenta que estos procesos consumen una mayor cantidad hídrica en situaciones patológicas como fiebres o gastroenteritis.
Cómo hidratarnos adecuadamente
Así, para mantenerse bien hidratado, lo recomendado es que los mayores consuman entre 2,5 y 3,5 litros de agua diarios. Esta cantidad se obtiene gracias una ingesta de agua regular, a los demás líquidos, como caldos o infusiones, y a la comida en la que se basa nuestra dieta.
Debemos estimular a los mayores a hidratarse ofreciéndoles líquido de forma rutinaria a lo largo del día, estimulándolos a beber, aunque no sientan sed. También podemos evitar la sobre exposición solar, mantener ventilados y frescos sus habitaciones y entornos, evitar que tomen diuréticos sin indicación médica y aumentar en la dieta la ingesta de alimentos como sopas o frutas y hortalizas de temporada que contengan de un 80% a un 90% de agua.