Beneficios de la lectura en la tercera edad
Está claro que la lectura aporta grandes beneficios con independencia de la edad que se tenga. Pero, ¿qué pasa en concreto en la tercera edad? ¿Por qué es importante incluir este tipo de actividades en las residencias de ancianos en Madrid privadas como la nuestra? Ahora lo vemos.
Especialistas en neurología y psicología insisten en que la lectura es un interesante método preventivo de afecciones como el Alzhéimer y otras también de tipo neurodegenerativo. De hecho, las personas que leen de forma activa son capaces de incrementar la conectividad de sus neuronas.
Sabemos que a veces las personas mayores no saben qué hacer con su tiempo libre, que las actividades que desarrollan no terminan de llenarles. Por eso en Los Nogales queremos que adquieran cierto hábito lector para, entre otras cosas, fomentar su imaginación y fortalecer y mejorar su memoria. Porque la lectura es, a cualquier edad, un beneficioso ejercicio mental. Otra ventaja de fomentar el hábito entre este colectivo es que incrementa exponencialmente la capacidad de comprensión hacia los demás, es decir, la empatía. Entre otras cosas, porque da la posibilidad al lector de ponerse en el lugar de varios personajes.
En el caso de las personas mayores, es conveniente aprovechar al máximo la luz natural para este tipo de actividades para que la vista no se resienta. Por supuesto, habrá que procurarles libros fácilmente legibles y con no muchas páginas y que la actividad se desarrolle en un lugar cómodo y tranquilo. Además, ejercitar la mente mediante la lectura favorece la concentración y potencia la capacidad de observación. Eso sí, a veces es recomendable leer a intervalos y dejar la actividad cuando el profesional nota que la persona está perdiendo la concentración.
También está demostrado que leyendo se reduce el nivel de cortisol y se crea una gran sensación de bienestar. Algo que, entre otras cosas, ayuda a conciliar el sueño por las noches. La lectura tiene un efecto relajante y liberador del estrés. No en vano, esta actividad exige ejercitar diversas áreas del cerebro. Además, como nuestros mayores suelen llevar una vida con menos estímulos externos y quehaceres diarios, la lectura les ayuda aportando estímulos nuevos.