¿Cómo afecta el frío y la humedad a los huesos?
Las enfermedades reumatológicas resultan muy comunes entre las personas de la tercera edad que residen en nuestros centros así como entre aquellas que disfrutan de estancias temporales en nuestras residencias para personas mayores. De hecho, y aunque este tipo de dolencias pueden afectar a población de cualquier edad, se vuelven extraordinariamente frecuentes entre los mayores de 75 años.
Y si este tipo de enfermedades tienen un enemigo ese es, sin duda, el invierno. Todos sabemos que el frío y la humedad tienden a empeorar el cuadro de síntomas y dolores de estas enfermedades. ¿Le gustaría saber cómo afecta la climatología invernal a las personas que padecen artrosis, artritis y otras enfermedades similares? Lo resumimos a continuación.
Las consecuencias de la presión atmosférica
Aunque hemos mencionado que el frío y la humedad causan un empeoramiento de los síntomas de las enfermedades reumatológicas, esta afirmación no es del todo cierta: son los cambios de presión atmosférica provocados por las bajas temperaturas lo que realmente influye sobre las articulaciones y hace que estas estén más rígidas y, en consecuencia, más dolorosas.
En este sentido, el “dolor de huesos” que se asocia a las épocas de frío y lluvia se debe realmente a la acción de la presión atmosférica sobre los barorreceptores de presión que poseen las articulaciones. A mayor grado de humedad en el ambiente, menor presión atmosférica, una bajada que afecta a la presión intraarticular de las articulaciones enfermas y hace que se incremente la percepción de dolor en los huesos al estimularse sus receptores.
Cómo combatir el efecto del invierno
Para minimizar los efectos del invierno (mayor dolor, hinchazón o entumecimiento) es importante protegerse de la humedad, realizar ejercicio de manera periódica que contribuya a desentumecer las articulaciones y, en casos más dolorosos, recibir tratamiento médico con antiinflamatorios y analgésicos.
En los Centros Los Nogales contamos con programas de ejercicios específicos para aquellos mayores que poseen alguna enfermedad de tipo reumatológico. El objetivo de estos programas, además de paliar los cuadros de dolor y mejorar la calidad de vida de los ancianos, es luchar contra la deformidad de las articulaciones para evitar la discapacidad y la reducción de movimiento que pueden llegar a provocar a partir de cierta edad.