Entrevista a Mariana Franco, Los Nogales Imperial
Mariana Franco es una profesional del equipo de psicología que está viviendo su primer año en Los Nogales Imperial. Durante este tiempo, la especialista está aplicando modernas técnicas sociosanitarias y contribuyendo al bienestar de las personas mayores. Así, y con motivo del Día Mundial contra la Depresión que se celebra cada 13 de enero, Mariana comparte su visión profesional y algunos consejos para combatir esta patología.
“Debemos tener en cuenta que cada caso es concreto es único y lo fundamental es no convertirlo en tabú y no culpabilizarnos.”
¿Desde tu perspectiva, como crees que ha cambiado la forma en que la sociedad percibe ahora la salud mental?
Considero que, en los últimos años, especialmente después de la pandemia, existe un antes y después que nos ha hecho poner el foco en la salud mental. Creo que algunos tabúes han desaparecido y estamos normalizando hablar de nuestras emociones y preocupaciones. No hay duda de que eso impacta directamente en como la sociedad percibe la salud mental y en la proactividad de muchas personas para ayudar a prevenir trastornos mentales como la depresión.
En este sentido, se observa que ha tenido más recorrido en las generaciones más jóvenes. Un ejemplo de ello es que los residentes, que se adaptan a los cambios a otro ritmo, todavía nos muestran menos capacidad para gestionar sus emociones.
¿Qué es la depresión? ¿Cómo afecta realmente a una persona deprimida?
La depresión es una patología, un trastorno mental que provoca un estado anímico depresivo persistente por la falta de motivación para realizar actividades que antes eran gratificantes para la persona diagnosticada. Es importante resaltar que debe ser persistente. Esto se debe a que, sentirse mal un día es normal en cualquier persona, por ello, para emitir un diagnóstico alguien debe sentirse así durante al menos dos semanas.
Existen síntomas tanto físicos como psicológicos que impiden el desarrollo del día a día con normalidad. Algunos pueden ser: disminución o aumento considerable del apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o enlentecimiento inapropiado…
¿Qué relación dirías que tienen las personas mayores con la depresión? ¿Es algo habitual?
Lo cierto es que sí. Los estudios más recientes indican que la prevalencia en los mayores es superior (9%) al siguiente grupo más habitual, los jóvenes (5%). Al tratarse de una enfermedad se trata de una cifra muy elevada que debemos esforzarnos por reducir.
¿Cómo podríamos identificar que una persona mayor está pasando por una depresión?
Algunos problemas habituales que podemos apreciar son: la acumulación de situaciones traumáticas o difíciles, el desarrollo de problemas físicos o la aceptación de los cambios del envejecimiento o de conducta.
Un rasgo característico de los mayores es que no hablan de tanto de sus emociones como otras generaciones lo que nos hacer estar más atentos a los síntomas físicos. Aunque para no dificultar el diagnóstico, nunca debemos interpretar las dificultades físicas como si fuesen propias de la edad.
A nivel físico hay dos cuestiones principales en las que podemos indagar para conocer mejor su estado: qué tal descansan y qué tal tienen el apetitito. Para ello, es importante diferenciar en que no es lo mismo cuantas horas duermen que las horas que descansan. Otras señales relevantes son la participación en las acciones diarias y colectivas y en si muestran motivación y entusiasmo en el día a día.
¿Cómo combatís esta patología desde el equipo de psicología?
Bueno, lo primero e imprescindible es detectar el caso. Una vez lo identificamos, seguirnos un proceso integral que nos permita comprender la situación con pruebas objetivas como comprobar la escala de depresión geriátrica y la observación en el día a día por parte de todo el equipo multidisciplinar, cada uno desde nuestra especialidad.
Para un tratamiento óptimo, ya sea farmacológico o no, es fundamental brindar seguridad y confianza, hacer un seguimiento rutinario, encuentros frecuentes con la persona, terapias individualizadas y, por supuesto, coordinarnos con las familias porque la red de apoyo es fundamental.
Podemos ayudar a persona en estado de depresión promoviendo su ocupación y motivación para realizar actividades porque puede ser muy satisfactorio para ellos la gratificación de sentirse útiles y de lograr objetivos.
¿Existen hábitos que podamos incorporar para reducir el desarrollo de una situación así?
Sí, existen hábitos que aportan beneficios que pueden minimizar el riesgo de sufrir depresión.
Por ejemplo, comprender que un sentimiento eventual de tristeza por un suceso o una alteración fisiológica es normal y sano. Es importante hablar de nuestras emociones para entenderlas y canalizarlas también y distinguir entre aquellas cosas que debo atajar y las que debo aceptar porque son así.
Además, tener una vida activa y una rutina bien estructurada que nos permita socializar y hacer ejercicio físico siempre serán favorables para el bienestar y nos aportará refuerzo positivo.