La fase de adaptación en una residencia de ancianos
Lo normal es que, en los centros de mayores de la Comunidad de Madrid como el nuestro, se elabore un plan de atención personalizado para garantizar la integración de los nuevos residentes. Somos conscientes de que los primeros días en un centro de estas características puede ser complicado y por eso el acompañamiento es aún más necesario en esta fase de adaptación.
No podemos obviar que, una residencia de la tercera edad es muchas veces la mejor solución para las familias. Tienen plena seguridad de que su familiar va a estar bien atendido y seguramente más acompañado. Sobre todo si padece una enfermedad degenerativa. De todos modos, aunque sea una opción muy ventajosa, la adaptación de los mayores a este cambio requiere su tiempo y sobre todo de paciencia. Para muchas personas mayores, abandonar su hogar o sus recuerdos para entrar en un centro como los de Los Nogales puede ser algo traumático, sobre todo si no se está del todo de acuerdo. Por eso el entorno ha de ayudarles a entender las razones por las que se toma esa decisión, para que la acepten y la perciban como algo positivo. De este modo, el proceso de adaptación será mucho más sencillo.
Podemos distinguir tres etapas fundamentales:
1.- El preingreso: contacto inicial para conocer a la persona y a su familia. Se recaba la información necesaria para planificar el ingreso y hacer el cambio de la manera menos traumática posible. Lo aconsejable es que el futuro residente acuda al centro para conocerlo.
2.- El ingreso: en esta etapa es clave el acompañamiento de la familia y del profesional (terapeuta ocupacional, trabajador social o psicólogo) que le atendiese durante el preingreso.
3.- La adaptación e integración: esta fase puede durar unos tres meses. Durante ese tiempo, la persona conoce el centro y su funcionamiento. Entabla relaciones con el resto de usuarios y empieza a participar en las actividades que programan los terapeutas ocupacionales.
El seguimiento no termina ahí ya que de forma periódica hay que evaluar cómo se sienten estas personas, comprobar su estado de salud y su nivel de integración. Entre otras cosas, se trata de ajustar el plan de atención para que se adapte a los residentes. Para que se sientan como en casa y tengan la mejor calidad de vida.