¿Qué tratamientos existen para la enfermedad de Alzheimer?
En primer lugar hay que tener controlados los factores de riesgo cardiovascular: Hipertensión Arterial, Colesterol alto, Diabetes, Obesidad, Tabaco y Sedentarismo. Para ello deberemos tener una alimentación sana y una actividad física regular y cuando fuera necesario tratamiento farmacológico. El tratamiento específico de la enfermedad de Alzheimer se basa en dos pilares:
Tratamiento Farmacológico:
- Fármacos que actúan frenando los síntomas cognitivos: falta de memoria, lenguaje, etc.
- Fármacos que actúan en el estado de ánimo: depresión, apatía, etc
- Fármacos que actúan en los síntomas conductuales: delirios, alucinaciones, agresividad, etc.
Dependiendo de los síntomas que tenga cada paciente y de la etapa de la enfermedad se hará la combinación específica entre los diferentes grupos de fármacos, para conseguir la mayor estabilidad de la enfermedad y la mayor calidad de vida para el paciente y sus cuidadores.
Debemos aclarar que: -Los medicamentos no son una panacea. -Sus acciones están limitadas y no se conciben sin tratamientos no farmacológicos tales como la psicoestimulación, la reminiscencia, u otras técnicas de estimulación de las facultades intelectuales y físicas. -Los medicamentos no resuelven todos los trastornos del comportamiento. -Algunos pueden ser útiles cuando existe alucinaciones o ideas delirantes pero no existe un medicamento perfecto para impedir el vagabundeo, la repetición de preguntas o gestos, la negación a vestirse o a comer. -Los medicamentos nunca reemplazan las estrategias de actuación que puede utilizar el cuidador. -Son fundamentales para prevenir o apaciguar las conductas de crisis (llantos, gritos, agresividad…) del enfermo.
Tratamientos no farmacológicos:
Todas aquellas actividades, estrategias y talleres que tienen como objetivo general mejorar la calidad de vida del paciente, los familiares y cuidadores, retrasando en la medida de lo posible el deterioro progresivo que lleva consigo la demencia.
Parte de estos tratamientos están dirigidos a estimular, rehabilitar y/o mantener las capacidades cognitivas. Otros están encaminados a mantener la autonomía funcional y en las actividades de la vida diaria y otros a mejorar el estado de ánimo o la conducta del paciente. Mejorando en la medida de lo posible la carga del cuidador y su bienestar psicológico. La estimulación Cognitiva, ocupacional, multisensorial, fisioterapia, musicoterapia, reminiscencia son ejemplos de éstas terapias. Pero cada vez existen terapias más novedosas que incorporan las nuevas tecnologías de la información, cómo los ordenadores, tablets, Wii, etc. O terapias basadas en la estimulación emocional.
¿Difiere la enfermedad de Alzheimer de una persona a otra?
Si, la enfermedad afecta a cada persona de forma distinta. En el diagnóstico del Alzheimer es muy difícil pronosticar cuánto tiempo va a durar y cuál va a ser la evolución de la misma. En ésta enfermedad más que en ninguna no existe enfermedad sino enfermos. La forma de ser previa de la persona enferma, la salud física que tenga e incluso la situación social y cultural influyen en la duración y en la sintomatología de la enfermedad. Además los enfermos con Alzheimer también tienen otras enfermedades, que son más difíciles de diagnosticar y que pueden influir negativamente en la evolución del Alzheimer si no están en manos de expertos. Por todo lo anterior, los tratamientos varían en gran medida según la persona que los reciba.
¿Cuál es el futuro?
El Alzheimer comienza a afectar al cerebro muchos años antes de que aparezcan los primeros síntomas. Encontrar biomarcadores (sustancias que se pueden detectar en sangre o en el líquido cefalorraquídeo) que puedan diagnosticar la enfermedad de Alzheimer antes de que se produzcan los síntomas, es la lucha actual de la comunidad científica. Se sabe que cuando se empieza a tratar la enfermedad ya es demasiado tarde y por ello los tratamientos farmacológicos actuales no pueden curar.
Las pruebas genéticas no se recomiendan en la evaluación rutinaria de los pacientes con Alzheimer. Sólo se debe recomendar para los pacientes con enfermedad de Alzheimer de inicio temprano, preseniles y en donde exista una historia familiar positiva.
Carmen Mañas Martínez. Médico Geriatra del Grupo Los Nogales.