Voluntarios contra la soledad no deseada
Entrevista a Elena Pérez – Gerente de la Fundación FDI
«Con Los Nogales llevamos colaborando desde un tiempo antes del inicio de la pandemia y la experiencia siempre ha sido muy positiva para nuestra fundación.»
Elena Pérez es gerente psicosocial en la Fundación para el Fomento del Desarrollo y la Integración (FDI), donde lleva 8 años contribuyendo a diferentes causas. Esta fundación, que colabora con Los Nogales, ya está preparando un club de lectura y talleres de digitalización con los que combatir la soledad no deseada de las personas mayores en nuestros centros.
¿Es vocacional trabajar en una organización que promueve el voluntariado? ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Diría que sí, si es vocacional, o al menos, en mi caso sí lo es. Yo conocí este tipo de trabajo realizando las prácticas universitarias porque dentro del sector de la psicología siempre me decanté por la parte que incluía la acción social. Personalmente lo que más me gusta es poder ayudar en estas causas porque creo que es lo que más enriquece a la persona.
Un año más vais a colaborar con Los Nogales, ¿qué voluntariados estáis organizando para 2023?
Sí, con Los Nogales llevamos colaborando desde un tiempo antes del inicio de la pandemia y la experiencia siempre ha sido muy positiva para nuestra fundación. Por eso, ya estamos organizando las próximas iniciativas que vamos a desarrollar conjuntamente. Durante 2023 queremos organizar un club de lectura, por los beneficios que esta actividad tiene en las personas mayores, y actividades de digitalización que contribuyan facilitando más herramientas de comunicación.
¿Con qué otras causas sociales está contribuyendo actualmente la fundación?
Actualmente hay muchas causas y muy variadas. Aunque ahora realizamos muchas actividades también con refugiados y con personas con capacidades reducidas, en los últimos años se han incrementado notablemente las actividades de voluntariado que realizamos con colectivos de la tercera edad. Especialmente a raíz del programa “Cartas contra la soledad”, que nos ayudó a visibilizar un problema concreto. También nos permitió darnos cuenta de que este colectivo precisaba de una mayor atención y de que la soledad no deseada es hoy un problema real.
¿Cree que visualizar estas causas conlleva un incremento del número de voluntarios?
Si, efectivamente. Nosotros realizamos más de 400 jornadas anuales y cada año este número crece con nuevas especializaciones, como en el caso concreto de la soledad no deseada. Por suerte, a menudo superamos el número máximo de voluntarios y llegamos a tener inscripciones en lista de espera. Cada vez hay voluntarios más jóvenes, ya sea porque se lo inculcan en la familia o porque están más concienciados socialmente. Estas actividades suelen resultar tan enriquecedoras que les emociona pasar tiempo con los mayores y son ellos los que te piden que les avises para volver a realizar el voluntariado, o se apuntan directamente a próximas sesiones si tienen disponibilidad.
¿Ha participado usted en el acompañamiento a personas mayores para combatir la soledad no deseada?
¡Sí, claro! A pesar de que mi misión inicial no es esa, te sale de dentro participar e interactuar, además de ayudar a quien está haciendo el voluntariado. A título personal me impacta la ternura con la que nos atienden las personas mayores. Una sola mirada de agradecimiento y ya sientes que te piden volver a verte. Es una especie de dependencia que te motiva para querer volver y pasar tiempo con ellos. Es algo vocacional, una vez lo experimentas lo vives como algo tuyo y lo sientes como parte de tu día a día.
¿Es optimista respecto al futuro del voluntariado con personas mayores a corto y medio plazo?
Sí, a pesar de las limitaciones que supone aún el Covid, yo sí lo soy. Personalmente creo que es un sector que va a seguir mejorando y creciendo a medida que se reduzcan las medidas de la pandemia porque al mismo tiempo la sociedad en general es más consciente de que existe esta realidad. Poco a poco la soledad no deseada está presente en más conversaciones, y esto ya es un gran paso de concienciación.
Además, los mayores entienden la situación extraordinaria y son pacientes. Pero siempre nos piden siempre volvamos con ellos, que realicemos actividades más a menudo… Por todo ello creo, sin duda, que el voluntariado seguirá aumentando y la situación en general va a evolucionar a mejor.