Buena memoria, buena vejez.
La memoria es una capacidad básica para gozar de una buena calidad de vida, ejercitarla es algo imprescindible para favorecer el envejecimiento activo.
¿Sabían que los adultos con buen estado de salud incrementan algunas de sus capacidades mentales, como el vocabulario, a medida que van envejeciendo?
Apoyado por el respaldo del resto del equipo multidisciplinar, el departamento de Terapia Ocupacional es el encargado de realizar este tipo de actividades junto a nuestros mayores en las residencias.
Su trabajo, realizado desde la cotidianidad y la cercanía, ayuda al mayor a retomar independencia y autonomía. Por tanto, es imprescindible en nuestros centros.
Ciertos cambios físicos, sociales y psicológicos atribuidos al proceso de envejecimiento causan un efecto directo sobre las habilidades de la vida diaria que repercuten directamente en la calidad de vida del mayor. Entre ellas la memorización.
Las actividades en las que participan nuestros mayores día a día sirven para mejorar o mantener su capacidad física y psíquica. Además de favorecer las relaciones sociales.
Aunque son varios los talleres que desarrollan las Terapeutas Ocupacionales en nuestros centros (Individual, Psicomotricidad, Estimulación funcional…)
Hoy nos centraremos en El Taller de Memoria.
¿Por qué es importante que el mayor ejercite su memoria?
Es importante que todo el mundo, independientemente de la edad lo haga. El cerebro es un músculo que debemos poner en práctica para evitar que se atrofie.
La Terapia Ocupacional presenta una forma amena de hacerlo a través de los llamados Talleres de Memoria. En los que, a través de sopas de letras, sudokus, fichas literarias y otro tipo de actividades estimulantes se fomenta el aprendizaje que aminora los cambios cognitivos asociados a la edad.
Nuestros mayores realizan las actividades en subgrupos reducidos, en función de la valoración geriátrica integral realizada por el equipo de profesionales previamente. Distribuidos así, según el grado de capacidades cognitivas de cada uno, los talleres son mucho más fructíferos.
Además de estas actividades guiadas, existen otra clase de trucos para ejercitar nuestra memoria:
- Usar agenda y calendario. Está comprobado que la palabra que queda recogida en papel perdura más en el tiempo, y en nuestra memoria.
- Una buena alimentación es clave. Toda clase de frutas y verduras, además del resto de alimentos que contengan yodo y fósforo, nos ayudarán a recordar.
- Conecta las ideas. Trasforma una idea compleja en otra más simple, que venga a decir lo mismo.
- Ejercicio físico. Remedio universal contra casi todos los males. Estar activos y evitar el sedentarismo nos ayuda a ejercitar la memoria.
- El 80% de la memoria es almacenada de forma visual. Por ello, para recordar donde hemos dejado lago olvidado, debemos tratar de “vernos” mentalmente para saber lo que estábamos haciendo.