Cómo identificar y actuar ante un ictus
Cuando nos hacemos mayores, pensamos en cosas como cobrar en forma de renta vitalicia la pensión de jubilación, por ejemplo, y muchas veces no nos damos cuenta de otros temas tan importantes como la salud. En este sentido, uno de los problemas que más preocupan a ciertas edades, es el ictus cerebral. Se trata de un accidente cerebrovascular (ACV) que sucede de forma repentina, y conocer los síntomas para poder reaccionar a tiempo puede salvar una vida.
Síntomas para identificar un ictus
Son tan solo unos pocos los síntomas que se exteriorizan y que nos permiten poder identificar un infarto cerebral de este tipo:
- Dificultad a la hora de hablar.
- La pérdida repentina de sensibilidad o fuerza un una mitad del cuerpo.
- Pérdida de visión, tanto de forma total, como parcial.
- Brusco dolor de cabeza muy intenso.
Cómo actuar ante un ictus
Es muy importante actuar rápidamente ante algún cambio repentino en una persona que pueda indicar que está sufriendo un ictus, puesto que, de no ser así, las secuelas pueden ser realmente graves. Si se detecta y se actúa en un primer momento, la persona puede llegar a recuperarse casi al completo, según la Federación Española de Ictus. ¿Qué pasos debemos seguir si detectamos un ictus?
- Asegurarse de que la persona puede respirar correctamente y aflojarle la ropa si es necesario.
- Llamar al 112 y explicar en qué momento han comenzado los síntomas y cuáles son.
- Tumbar a la víctima, dejando la cabeza y los hombros ligeramente levantados (utilizando una almohada o un cojín, por ejemplo).
- Si la persona está inconsciente, asegurarse de que respira y ponerla en la posición lateral de seguridad.
- Si no respira, realizar una reanimación cardiopulmonar y explicar todo a los servicios de emergencia en cuanto lleguen.
Además de todo esto, en Grupo Los Nogales también creemos que es necesario y muy importante tener en cuenta las cosas que en ningún caso deben hacerse, como dar de comer o beber a la víctima, puesto que puede sufrir un atragantamiento; forzarla para que se mueva o hable; administrar medicamentos; sujetar en caso de agitación o convulsiones, aunque hay que evitar que pueda hacerse daño; mover su cuello o poner cosas apretadas; dejar en algún momento sola a la víctima; o no esperar a los servicios de emergencias para su correcto traslado.