Recomendaciones para movilizar a una persona con movilidad reducida
La llegada de la Navidad es sinónimo de días de alegría, de generosidad, de entusiasmo y sobre todo de días en familia. A pesar de las bonitas emociones que desbordan estas fechas, también suponen una alteración en la rutina de las personas mayores. Estos cambios conllevan que extrememos las precauciones y seamos muy cuidadosos con las personas más vulnerables, para que también ellas puedan disfrutar de forma despreocupada.
Nuestra especialista Sonia Sastre, jefa de personal de Los Nogales Santa Eugenia, ha querido compartir una serie de buenas prácticas para atender a las personas con movilidad reducida durante sus salidas del centro. El objetivo es que sean atendidas bajo recomendaciones profesionales, con métodos especializados que promueven su bienestar y un cuidado de calidad también durante su estancia fuera del centro.
1 — Asegurar el entorno
Antes de iniciar el proceso, debemos revisar nuestro alrededor y asegurarnos de despejar la zona donde vamos a trabajar para evitar golpes y riesgos de tropiezos que podrían provocar caídas. En el caso de que la movilización sea para acomodar a la persona en la silla de ruedas, debemos tener la certeza de que los frenos están activados.
2 — Involucrar a la persona mayor
Es importante explicar a la persona paso por paso lo que vamos a hacer para generar un clima de confianza mutuo, así nuestras acciones no le pillarán por sorpresa ni le provocarán un sobresalto inesperado. Al mismo tiempo, los movimientos han de ser lentos y firmes, transmitiendo en todo momento seguridad a la persona que estamos movilizando.
3 — Cuidar la técnica
A la hora de movilizar estas personas, debemos asumir que se trata de una tarea complicada que tenemos que realizar siguiendo una técnica adecuada. En caso contrario, podría ser perjudicial para la persona mayor o provocarnos una lesión.
Para los cuidadores será fundamental adoptar una postura adecuada, que resulte cómoda para no forzar ni la espalda ni el cuello durante el proceso. Recuerda mantener la espalda siempre recta y las rodillas flexionadas para realizar el esfuerzo con las piernas y no con la espalda. Una vez hemos adoptado una postura óptima, separamos los pies y adelantamos uno en la dirección en la que vamos a movilizar a la persona.
Durante el proceso de movilización nunca tiraremos de los brazos de la persona porque podemos hacerle daño. En su lugar, nos acercamos todo lo posible al residente para rodearlo con nuestros brazos y permitir que la persona se agarre a nuestra espalda. Recuerda verbalizar los movimientos que estás realizando durante todo el proceso.