Tejiendo puentes entre generaciones
Un proyecto intergeneracional que potencia la empatía y el apoyo mutuo entre jóvenes y mayores
Los Nogales y el Colegio Jesús Maestro desarrollan un proyecto intergeneracional que promueve la convivencia entre mayores y jóvenes, fortaleciendo los vínculos afectivos y el reconocimiento mutuo entre generaciones. En este artículo, conversamos con Irene Romero, animadora sociocultural de nuestro centro de Reina Victoria, quien nos cuenta los orígenes, objetivos y beneficios de esta iniciativa que ha logrado crear lazos tan espontáneos como profundos entre diferentes generaciones.
<<Para las personas residentes es muy importante sentirse arropados por diferentes generaciones. Se muestran muy agradecidos al saber que los jóvenes vienen de forma voluntaria, que realmente les apetece estar con ellos, compartir momentos y experiencias, y que, además, los aprecian>>
¿Cómo surgió la iniciativa de poner en marcha este proyecto intergeneracional?
Hace unos años, antes de la pandemia, el Colegio Jesús Maestro nos contactó para enviarnos felicitaciones navideñas y proponer que un pequeño grupo de estudiantes viniera a entregarlas a las personas residentes.
Decidimos abrir la invitación a todos los jóvenes interesados en realizar una actividad que consistía en cantar villancicos, entregar las tarjetas y pasar un rato juntos. La experiencia fue tan positiva que decidimos repetirla.
Organizamos una nueva visita, que el Colegio presentó como actividad voluntaria fuera del horario escolar para que participaran aquellos estudiantes interesados. Finalmente, se presentaron más de 40 estudiantes, quienes compartieron sus experiencias sobre la Semana Santa a lo largo de distintas etapas de la vida. Gracias al éxito de esta actividad, se establecieron fechas mensuales hasta el final del curso.
¿Cuáles son los principales objetivos de este proyecto intergeneracional? y cómo se alinean con las necesidades específicas de las personas residentes?
Los objetivos son, por un lado, fomentar la relación entre personas de diferentes generaciones, con formas distintas de ver la vida y reflexionar sobre las experiencias. Se trata de compartir el saber y la experiencia de cada edad y que las personas mayores se sientan reconocidas y queridas por otros que no conocen ni tienen vínculo familiar, pero con quienes empiezan a crear lazos afectivos.
Es un día que se sale de lo habitual. Ver a jóvenes con ellos resulta muy enriquecedor para todos. Intentamos que la actividad que se realice con el alumnado tenga relación con alguna temática en la que estemos trabajando en el centro o con el momento del año, para poder enlazarlo con la dinámica diaria.
¿Qué beneficios has observado en las personas residentes desde el inicio del proyecto intergeneracional? ¿Y en los estudiantes?
Para las personas residentes es muy importante sentirse apoyadas y arropadas por personas de generaciones distintas. Se muestran muy agradecidas al saber que los y las jóvenes acuden de forma voluntaria, que realmente desean compartir su tiempo, conversar, intercambiar experiencias y, además, que los valoran y aprecian. Este tipo de encuentros contribuyen a reducir la soledad y el aislamiento social en las personas mayores, dos de los grandes retos del envejecimiento actual, favoreciendo su bienestar y reforzando su autoestima a través del vínculo afectivo generado.
Según nos cuentan los profesores del Colegio, han observado cambios muy significativos en algunos estudiantes cuando están con nuestras personas mayores: aquellos más introvertidos, que no suelen mostrar sus sentimientos, en Los Nogales se ríen, cuentan anécdotas, dan abrazos y muestran afecto. Incluso estudiantes con un carácter fuerte en clase, que suelen ser inquietos, aquí se muestran comprensivos, colaboradores, pacientes y amables.
¿Podrías compartir alguna anécdota destacada que refleje el impacto positivo de este proyecto intergeneracional en la vida cotidiana de una persona residente?
Cada día que nos visitan surge alguna anécdota bonita, emotiva o interesante: jóvenes que se emocionan porque un residente les recuerda a sus abuelos; mayores que desean que estos jóvenes vengan a diario porque no tienen nietos y quieren acogerlos con cariño como si lo fueran; o quienes, entusiasmados, suben a su habitación a buscar su guitarra para unirse al grupo y cantar todos juntos.
El impacto positivo lo percibimos cuando, días después de haber realizado alguna actividad diferente, nos piden que la repitamos. En este caso, a menudo nos preguntan con ilusión cuándo volverán, cuándo nos visitarán de nuevo o cuándo compartiremos otra actividad juntos.