Síndrome del cuidador quemado
Muchas personas mayores descuidan su estado de salud debido a la pérdida de autonomía de su ser querido
Este estado se denomina Síndrome del cuidador quemado también conocido como síndrome de burn out, un 85% de las personas que se ven afectadas por este Síntoma son mujeres, y más de la mitad son personas mayores.
La situación surge de manera inesperada hasta convertirse en un hábito. La vida del cuidador cambia radicalmente en función de las necesidades que precise la enfermedad de su ser querido. Exigiendo la reorganización de la vida familiar, laboral y social.
¿En qué consiste la sobrecarga del cuidador?
- Estrés.
- Agotamiento emocional.
- Tensión física.
- Cansancio acumulado.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Sentimiento de responsabilidad.
- Dificultad para relajarse.
- Se muestra impaciente e irritable con la persona que cuida.
- Aislamiento familiar y social.
El síndrome del cuidador quemado es una enfermedad que deriva de otras como el Alzheimer o el Parkinson
Las funciones del cuidador dependen del grado de discapacidad de la persona a la que esté cuidando, que a su vez está relacionado con la evolución de la enfermedad y por norma general, suele ir aumentando.
El cuidador no es una persona cualificada para aplicar cuidados, por mucho amor que sienta por su ser querido. Esto, sumado al agotamiento que supone ejercer este rol puede derivar en terribles consecuencias para su estado de salud.
Laura Moreno Psicóloga de Los Nogales
La mayoría de los casos de cuidador quemado que se dan en nuestra residencia son matrimonios, en los que el cónyuge, que suele ser la mujer se siente en la obligación de cuidar del marido.
Es necesario ofrecer ayuda a pesar de que la rechacen. Esta sobrecarga emocional a la que están sometidas puede paliarse mediante una actividad que despierte su interés y ocupe su tiempo, como la pintura o la lectura, por ejemplo.
A medida que la enfermedad avanza y se suma el proceso natural de envejecimiento, la necesidad de atención es más intensa y suele suponer un desgaste físico y emocional enorme para los dos partes afectadas.
Los cuidadores tienen que hacer frente, tanto a deficiencias motoras: movilidad reducida, descoordinación, dificultad para realizar las tareas de la vida diaria… Como a los síntomas no motores: Depresión, trastornos del sueño, deterioro cognitivo…
El impacto de estas circunstancias son negativas para el enfermo. Es necesario evitar que afecten directamente al cuidador y repercutan en su calidad de vida
Conocer el diagnóstico de la enfermedad es fundamental para intervenir de manera correcta, suele influenciar al cuidador a la hora de pedir ayuda profesional. Uno de los pasos más complicados a dar en este sentido.
El diagnóstico tranquiliza y asusta. Aparece el desconcierto o la desesperación. A la cual se le suma la sensación de impotencia, o la tendencia a claudicar conforme avanza la enfermedad y aparecen las alteraciones.
El cuidador se va ocupando paulatinamente de las atenciones que implique la enfermedad de su ser querido, hasta llegar a una dedicación total, en la que su propio estado de salud queda en un segundo plano. En algunos casos, los cuidadores se sienten culpables si piensan en ellos mismos
La claudicación es la sensación de sentirte física y emocionalmente atrapado. Este suele ser uno de los momentos en el que el cuidador se plantea ir a un centro especializado.
Es importante valorar la carga que soporta el cuidador principal, así como el apoyo que recibe. Si la carga es excesiva, es importante establecer medidas oportunas para evitar que se resienta la salud física y psicológica.
A medida que avanza el deterioro del enfermo, el mundo emocional del cuidador principal va desmoronándose. Las tareas del cuidador van cambiando a lo largo del proceso y va aumentando la carga física.
Esto implica un aumento de la actividad de vigilancia y atención hacia nuestro ser querido, que podemos diferenciar en tres ramas:
- COGNITIVA: Dificultad para prestar atención. Disminuye la capacidad del cuidador a la hora de resolver conflictos, a la vez que la capacidad de afrontamiento.
- AFECTIVA: Aumenta el estrés, el sentimiento depresivo y la dificultad para conciliar el sueño. Además, en muchas ocasiones el cuidador se siente rechazado por su ser querido, creyendo que le desprecia y no siendo consciente de que los comportamientos son fruto de una enfermedad.
- SOCIAL: Disminuyen la autonomía y el tiempo libre, hasta el punto de perder la intimidad, dejando también las relaciones sociales de lado.
Cuando cuidaba de mi marido tenía las lágrimas a flor de piel, además de un cansancio terrible… Sentía que no entendía su enfermedad. Gracias a la ayuda de las chicas de la residencia recuperé mi vida. Ahora además de ocuparme de él, me ocupo de mi misma.
Conchi Gonzalez, Los Nogales.
PLAN DE INTERVENCIÓN
- Atender a la salud física y psicológica: Dedicando tiempo a uno mismo. Estando al tanto de las revisiones médicas, llevando a cabo una buena alimentación, descansando bien y realizando actividad física de manera regular.
- Atender sus propias necesidades emocionales: Integrar el nuevo rol en el contexto de vida para evitar que este acabe centrado en la enfermedad del ser querido. Es importante apreciar e identificar las emociones para poder manejarlas.
- Saber pedir ayuda y aceptarla: Puede significar la clave para el bienestar tanto del cuidador como del ser querido que sufre el deterioro. Reduce el riesgo de aislamiento y facilita la planificación.
- Aprender a relajarse: Se recomienda que el cuidador principal practique técnicas de relajación que ayuden a recuperar la sensación de libertad.
Desde Los Nogales elaboramos un Plan de Atención Individualizado hacia los cuidadores, ya que no existen dos casos iguales.
En donde es fundamental empatizar y comprender la situación por la que están pasando. Es imprescindible que se sientan comprendidos y escuchados, solo así podrán expresar libremente sus emociones y sentimientos.
De esta forma podemos ayudarles a cambiar aquellos patrones de actuación e identificar si hay malos hábitos que repercuten negativamente en la salud del cuidador o del enfermo.
El mejor trato de la sobrecarga del cuidador se obtiene a través de la información, el soporte profesional, la obtención de recursos y la red personal y familiar.
Abarcar esta situación desde un centro especializado tiene muchas ventajas
PARA EL CUIDADOR
- Dispone de tiempo para el ocio y el descanso.
- Recibe consejo y asesoramiento de una atención profesional e individualizada.
- Se desvincula del rol de cuidador temporalmente.
- Dispone de tiempo para atender facetas de su vida personal y familiar que ha descuidado.
- Evita situaciones de ansiedad, estrés y agotamiento.
PARA EL ENFERMO
- Recibe un Plan de Cuidados individual y especializado.
- Tratamiento multidisciplinar por parte de toda la red de profesionales.
- Acceso a Terapias y Talleres fuera de su alcance en domicilio.
- Mantiene su integridad.
- Mejora su calidad de vida
En El Grupo Los Nogales llevamos más de treinta años dedicados exclusivamente a proporcionar las mejores atenciones y cuidados a nuestros mayores.
Si sientes que tu vida gira en torno al cuidado de tu ser querido,no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Ponte en las mejores manos, aumenta tu calidad de vida y la de tu familiar.
Grupo Los Nogales
Cuidamos del Mayor, Cuidamos de la Familia