La vida después de sufrir un ictus
Como una de las mejores residencias de ancianos de Madrid hemos dicho en reiteradas ocasiones que es clave detectar y actuar ante los primeros síntomas de un ictus teniendo en cuenta que estos suelen ser bruscos o repentinos. Pero, ¿qué hacer después? ¿Cómo retomar la rutina tras haber padecido un infarto cerebral? Lo vemos en las siguientes líneas.
Las señales más frecuentes del ictus son las alteraciones de la visión (pérdida brusca, visión doble) y la pérdida de sensibilidad (sensación de acorchamiento u hormigueo). Por supuesto, también la pérdida de fuerza en un lado del cuerpo (cara, brazo o pierna derechos o izquierdos), alteraciones en el habla y dolores intensos de cabeza, desequilibrio o alteraciones en la conciencia.
Hay que tener claro que padecer un ictus no siempre implica que la persona deje de ser autónoma. De hecho, en los Los Nogales recordamos que está demostrado que una vida social activa mejora el estado psicológico de los pacientes y favorece su recuperación. Es importante buscar asesoramiento para las actividades de ocio, consultar con el médico al respecto. Es clave cuidar, apoyar y ayudar a la persona afectada pero sin caer en la sobreprotección.
Tasa de incidencia
El ictus es la segunda causa de muerte en España, la primera entre las mujeres. La Sociedad Española de Neurología (SEN) revela que cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en España. Un 50% queda con secuelas discapacitantes o fallecen. Además, a día de hoy más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional tras haber sufrido un ictus.
La recuperación
Muchas veces es posible que no se logre una recuperación completa del paciente. Por eso, el objetivo de la rehabilitación es ayudarle a adaptarse a su nueva situación para recuperar la autoestima y mejorar su autonomía. Esta suele comenzar en fases precoces ya durante la estancia en el hospital. En las lesiones moderadas o graves, la mayor parte de la recuperación se da en los tres primeros meses tras el ictus. Después, la recuperación sigue de forma más lenta hasta los seis meses como mínimo y algunos pacientes continúan con una recuperación leve hasta incluso el año.